¿Qué tan voluminosa es realmente la canasta de seguidores ‘deplorables’ de Trump, y la de Clinton?

Hillary Clinton afirmó que “la mitad” de los seguidores de Donald Trump están “en la canasta de los deplorables”, en alusión a las actitudes racistas, misóginas, xenófobas y en general intolerantes que ciertamente se han hecho evidentes entre varios de ellos (incluido, a veces, el propio magnate) en la presente contienda por la Presidencia de Estados Unidos.

Pero esa generalización no sentó bien en el ámbito político y en la opinión pública, y Clinton fue severamente criticada tanto por conservadores como liberales por ese comentario. La propia Hillary ha expresado que lamenta haber dicho “la mitad” en su comentario, como reportó en su momento CNN, lo que indica que acepta lo ofensivo de la generalización pero se mantiene en la afirmación de que, en efecto, hay deplorables en el bando de Trump.

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Donald Trump y Hillary Clinton. Ambos tendrían seguidores ‘deplorables’, el punto es en qué magnitud y en qué grado el candidato los cataliza. (People)

El magnate, por su parte, ha sacado tajada del traspié de Clinton y, en el contexto de su reciente auge en las encuestas, ha atacado en sus mítines de campaña a la demócrata diciendo a sus asistentes que mientras ella los considera deplorables, para él en cambio son “patriotas que trabajan duro, aman a su país y quieren un mejor futuro para nuestra gente”, indicó el periódico USA Today.

En todo caso, esta situación ha motivado a esclarecer qué tantos seguidores “deplorables” realmente tiene Trump. Que los tiene, los tiene, afirman muchos, pero el error de generalizarlos (como “la mitad” de Clinton) mueve a la precisión de cuantificar su real dimensión.

Al respecto, en una conversación entre editores del portal FiveThirtyEight, se analiza esa cuestión. Para hacerlo, cabe partir de datos sobre el electorado en general y no sólo de los seguidores de Trump. Por ejemplo, en esa discusión se documenta que, según datos de la Encuesta General de la Sociedad del Centro Nacional de Investigación de la Opinión Pública (NORC) de la Universidad de Chicago, en 2012 cerca de 15% de las personas de raza blanca de filiación republicana consideraban que los afroamericanos eran mayormente “menos inteligentes” que “inteligentes”, cifra cercana a la relativa de los blancos de filiación demócrata. Y, en general, los republicanos de raza blanca tuvieron en ese estudio un índice de actitud racial negativa cercano al 30%, mientras que para los demócratas de raza blanca fue de poco menos de 20%.

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Los seguidores de Trump tienen actitudes menos receptivas que otros en asuntos como la inmigración, el islam o las minorías raciales. (AP)

Así, no serán la mitad, pero habría importantes grupos de personas con proclividad hacia el racismo entre los votantes de ambos partidos, más entre los republicanos que en los demócratas y, se podría inferir, más entre los seguidores de Trump que entre los de Clinton.

Además, con datos de un estudio más específico, FiveThirtyEight, señala que los seguidores de Trump son más proclives a tener una actitud menos positiva hacia ciertos grupos sociales que los que apoyaron a otros republicanos durante el proceso primario. Por ejemplo, los seguidores de Trump están menos inclinados favorablemente hacia los afroamericanos, los hispanos, los musulmanes, los homosexuales, los transgénero y los feministas que otros republicanos.

Eso no los hace automáticamente “deplorables”, pero sí muestra un panorama de actitudes y proclividades.

Además, una encuesta de Reuters/Ipsos publicada en julio pasado señaló que 58% de los seguidores de Trump tienen una visión desfavorable del islam (24% entre los seguidores de Cinton).Y el 78% de los encuestados que apoyan a Trump consideró que esa religión es más proclive que otras a propiciar actos terroristas (36% entre los pro Clinton).

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Los seguidores de Clinton son más diversos, aunque entre ellos hay también quien tiene opiniones menos receptivas hacia otros grupos. (AP)

En paralelo, un estudio del Centro Pew revelado en junio señaló que entre quienes son votantes del Partido Republicano o se inclinan por serlo un 60% tienen una ‘cálida’ receptividad a la noción de que el creciente arribo de personas de otros países amenaza los valores estadounidenses y 56% de ellos a la idea de que el Islam es una religión que impulsa la violencia más que otros credos.

Cabe señalar que mantener posiciones críticas o negativas hacia un grupo social no implica necesariamente (más allá de si esas ideas están fundadas o son mero prejuicio) que una persona sea racista, xenófoba, homófoba, misógina o lo que corresponda, pero sí es un indicador de tendencias y opiniones y, en muchas ocasiones, esas nociones catalizan o van acompañadas de actitudes y acciones específicas de rechazo y, en casos agudos, discriminación, estigmatización y hasta odio.

Así, como las sociedades, ambos partidos y candidatos tienen sus canastas de seguidores deplorables, aunque resultaría impreciso afirmar categóricamente en qué porcentaje o cantidad. El punto central es, aparte de su magnitud, cuál es el grado de influencia y apoyo que cada uno de los candidatos presidenciales y sus partidos le da a las nociones y posiciones intolerantes en su propuesta política y en su visión de futuro para el país.

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