El voto latino que podría definir las elecciones en EEUU

Es un lugar común en las elecciones contemporáneas en Estados Unidos la noción de que sin un porcentaje sustancial del voto hispano no es posible ganar la elección presidencial. Y, en 2016, es la demócrata Hillary Clinton quien tiene una ventaja sustantiva en ese electorado, mientras que Donald Trump registraría niveles históricamente bajos para un candidato republicano en lo concerniente al sufragio hispano.

Ciertamente, los demócratas han gozado de amplias mayorías entre los latinos en las elecciones presidenciales al menos desde 1980 a la fecha pero, en realidad, el voto hispano decisivo no es necesariamente el que se contabiliza a escala nacional, ni el que se emite en muchos de los estados donde se concentran la gran mayoría de los latinos, como en California, Texas, Nueva York o Illinois.

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Los votantes latinos apoyan a Hillary Clinton en proporciones históricas, en comparación con lo registrado en elecciones anteriores. (AP)

En realidad, el voto latino en 2016 es muy importante a escala de los comicios presidenciales en un puñado de estados, con Florida y Nevada a la cabeza, pues es allí donde la amplia ventaja que Hillary Clinton posee sobre Trump entre ese electorado puede, efectivamente, inclinar la balanza.

El voto latino es, también, de crucial importancia en el resto del país, pues de él depende que los hispanos tengan mayor representación e influencia a escala local y estatal, y si bien los votantes hispanos en Los Ángeles o Nueva York no serán decisivos como los de Orlando o Las Vegas en la definición de quién ocupará la Casa Blanca tras los comicios del 8 de noviembre, mostrar altos niveles de participación, organización y exigencia es fundamental para que los gobernantes en Washington concedan a los latinos la atención y relevancia que les corresponde. Algo que aún tiene saldo pendiente.

Sea como sea, en 2016 Clinton lleva una amplia ventaja sobre Trump entre los votantes latinos, una circunstancia que en parte tiene que ver con la inclinación de los hispanos por el Partido Demócrata pero que en este ciclo se ha visto acicateada por la ofensiva retórica del magnate, quien abrió su campaña por la candidatura presidencial, en 2015, estigmatizando a los inmigrantes mexicanos y a todo lo largo del proceso ha sido hostil hacia los latinos.

Su plan de deportar a todos los indocumentados, de levantar un muro en la frontera con México y sus ataques a la herencia mexicana del juez federal que preside el caso de presunto fraude en Trump University son solo algunas de las expresiones que han ahondado el rechazo latino hacia el candidato republicano.

Así, de acuerdo al más reciente sondeo de NALEO/LatinoDecisions/Telemundo, el 58% de los votantes latinos encuestados dijo que votará sin duda por Clinton y otro 15% dijo que lo haría posiblemente o que aunque indeciso se inclina por la demócrata, eso coloca el apoyo hispano a Clinton por encima del 73% (74% según el redondeo de esa encuesta). Trump, en cambio, sólo tendría el respaldo del 14% de los votantes hispanos. Otros candidatos suman el 7%, y 5% se dijo plenamente indeciso o sin saber por quién votar.

El 74% de apoyo a Clinton, de ratificarse el día de la elección, sería el mayor margen de respaldo latino logrado por un candidato presidencial desde, al menos, 1980, por encima incluso de los dos datos más elevados en ese periodo: el 72% logrado por Bill Clinton en 1996 y el 71% por Barack Obama en 2012, de acuerdo a cifras del Centro Pew.

En contrapartida, el 14% de Trump, si se confirmase, sería el peor resultado de un candidato republicano en ese periodo, bastante debajo del 27% de Mitt Romney en 2012, del 25% de George W. Bush en 2000 y del 21% de Bob Dole en 1996.

Niveles de apoyo latino a un candidato republicano como el 40% de Bush en 2004 o el 37% de Ronald Reagan en 1984 lucen, en 2016, inalcanzables e inusitados.

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El repudio a Donald Trump por su hostilidad hacia los hispanos es enorme, y eso se ha traducido en un apoyo históricamente bajo a los republicanos. (AP)

Pero, en general, el gran reto no es solo que el porcentaje de latinos que voten sea alto a favor de una u otra candidatura, sino la proporción de votantes potenciales que realmente acudirán a votar. Entre los latinos, esa relación ha sido históricamente baja. De acuerdo a The New York Times, la participación electoral hispana ha estado por debajo del 50% en todas las elecciones presidenciales de 1988 a la fecha, salvo la de 1992. En 2012, por ejemplo, fue de un 48%, muy baja en comparación con el 66.6% de los afroamericanos y el 64.1% de los anglos.

¿Se dará en 2016 finalmente un gran despertar del voto hispano? De acuerdo a la Asociación Nacional de Funcionarios Latinos Electos y Designados (NALEO), en 2016 hay 27.3 millones de hispanos que podrían votar y se estima que unos 16 millones ya se han registrado para hacerlo.

Adicionalmente, el respaldo latino a Clinton en 2016 parece estar relativamente blindado contra escándalos que han afectado los niveles de apoyo a la candidata entre otros grupos demográficos. Como menciona FiveThirtyEight, a casi una semana de las elecciones el apoyo latino a Clinton muestra proporciones históricas, superando a lo logrado por Obama hace cuatro años y, al parecer, con intensidad creciente.

En Florida, donde el voto de los hispanos podría ser lo que decida la elección presidencial (si Clinton gana ese estado prácticamente cerrará toda opción de victoria para Trump), en dos condados de muy alta población hispana (Miami-Dade y Osceola) el voto anticipado de los latinos en comparación con el de 2012 excede el ritmo registrado en promedio en toda la Florida.

En Texas, donde salvo una sorpresa no se espera una victoria de Clinton, la movilización de voto temprano entre los latinos es también fuerte. Los tres condados de mayor población hispana en términos proporcionales (Hidalgo, Cameron y El Paso, todos en el área fronteriza con México) han excedido muy ampliamente el promedio de participación en el voto anticipado registrada en el resto del estado en relación a hace cuatro años.

E incluso en Virginia, donde la población hispana es numéricamente menor pero cuyos votos pueden ser de peso para afianzar allí el triunfo de Clinton, los cinco condados con mayor población latina superan también con creces el promedio de voto anticipado del estado en comparación con lo sucedido en 2012.

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Hillary Clinton con integrantes del legendario grupo musical mexicano Los Tigres del Norte, un gesto de la demócrata para acercaes a los latinos. (Yahoo)

Y aunque esto tendría que ver con la larga vinculación de Clinton con organizaciones y líderes hispanos, y en consecuencia con esa comunidad, mucho de ello es resultado de la hostilidad de Trump hacia los latinos y del repudio que su candidatura ha suscitado entre ellos.

Esa ventaja amplia, en todo caso, no ha mermado el esfuerzo demócrata por cultivar a los votantes hispanos (al menos retóricamente en este periodo electoral) y, como señala el periódico La Opinión, el candidato a vicepresidente Tim Kaine dará este jueves en Arizona un discurso totalmente en español. Arizona cuenta con una gran población latina y si ésta se moviliza de modo sustantivo podría incluso volcar ese estado, que ha sido republicano por décadas, a favor de Clinton y con eso apuntalaría sus posibilidades de victoria.

Algo que cuando arrecia de nuevo el escándalo por el uso de Clinton de un servidor privado en su etapa como secretaria de Estado representa una oportunidad de singular valor.

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