El futuro político de Bernie Sanders en la presente elección presidencial y más allá

El entusiasmo y el empuje cívico logrado por Bernie Sanders durante su campaña por la candidatura presidencial del Partido Demócrata la han colocado ya en la lista de los grandes movimientos políticos contemporáneos de Estados Unidos. Y no solo por la enorme cantidad de personas que se involucraron como organizadores, como donadores de pequeñas sumas en una recaudación de proporciones sorprendentes, como votantes en las elecciones primarias sino también, y de modo más duradero, como agentes de una transformación de las estructuras y las actitudes en Estados Unidos para, con un énfasis progresista, abordar y tratar de resolver muchos de los graves problemas nacionales.

El atractivo que Sanders tuvo para los jóvenes, que se volcaron en apoyo de su campaña, fue otro de los valores relevantes de una candidatura que si bien no logró su objetivo inmediato, que Bernie fuese el nominado presidencial demócrata, si consiguió en varios sentidos mucho más de lo que por décadas había conseguido la izquierda estadounidense: crear un movimiento joven de influencia en el presente y que puede resultar sustantivo en el futuro no solo del Partido Demócrata sino del proceso político nacional en general.

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Bernie Sanders en la Convención Nacional Demócrata, en donde dio su apoyo a la candidatura presidencial Hillary Clinton. (AP)

Sanders optó por el camino del realismo al decidir dar su apoyo a Hillary Clinton en aras, por un lado, de derrotar a Donald Trump pero, también, como la vía disponible para impulsar su agenda progresista más allá del 8 de noviembre. Muchos de los seguidores de Sanders se sintieron desilusionados por la nominación de Clinton, en lo inmediato por las revelaciones de parcialidad a favor de la candidata y de hostilidad hacia Sanders dentro del Comité Nacional Demócrata durante la campaña primaria, pero a mayor escala por la percepción de que Hillary representa el aparato político tradicional y es parte de la oligarquía contra la que el movimiento de Sanders ha enfocado su crítica frontal.

Con todo, y con los matices y balances al respecto, el propio Sanders ha considerado que, frente a Trump, Clinton es la figura más compatible con la continuación de su revolución política y ciertamente los acuerdos logrados para incluir en la plataforma demócrata muchas de las propuestas sustantivas de Sanders es prueba de su éxito e influencia, y del peso que tiene su movimiento de cara al 8 de noviembre.

Pero ahora, ¿cuál es el futuro político de Sanders? Ciertamente goza de inmenso capital político y aún concita en torno a sí y a su ideario a un inmenso movimiento de base, por lo que el papel que Bernie aún puede desplegar en la presente campaña por la Presidencia y más allá tiene posibilidades considerables y de gran influencia potencial.

En lo inmediato, se ha comentado que Sanders continuará participando en la actual campaña, viajando por el país y apareciendo en eventos y mítines en apoyo a Clinton y otros candidatos demócratas, e incentivando con ello a sus seguidores a mantenerse activos y votar en la elección presidencial para frenar a Trump.

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Muchos seguidores de Sanders mantienen su rechazo a Clinton. (AP)

Pero su énfasis, como él mismo comentó a delegados demócratas durante la Convención, sería el impulso a candidatos a escala local, tanto en las próximas elecciones federales (por ejemplo, para tratar de devolver al Partido Demócrata el control del Senado y mejorar su posición en la Cámara de Representantes) como, con una perspectiva de largo plazo, en los comicios para puestos de nivel municipal y estatal, como reportó el periódico Wisconsin State Journal.

Las campañas presidenciales concitan enorme interés y movilizan a millones, pero muchas elecciones en Estados Unidos a escala local sufren, con gran frecuencia, por una participación ciudadana reducida, a veces francamente apática, lo que propicia, entre otros factores, que quienes ocupan puestos de elección (desde la dirigencia de las juntas escolares hasta los concejales, legisladores estatales y alcaldes) se perpetúen en sus puestos sin necesariamente tener que responder o atender a los clamores sociales.

Por ello, si el movimiento de Sanders incide en esos procesos, incrementa sustancialmente la actividad ciudadana y la cantidad de gente que vota, sobre todo la de los jóvenes, es posible lograr que la transformación impulsada por Bernie y sus seguidores eche raíz desde abajo e impulse su agenda progresista desde el plano local hacia arriba. Es también un semillero para nuevos líderes y dirigentes.

Ese proceso de organización y activismo político en el que podría transformarse el presente movimiento de Sanders sería de alcance y perspectiva amplios, incluso más allá de lo que el propio senador puede directamente realizar e implicaría que nuevos líderes tomen la batuta.

Pero, en lo particular de Sanders, su futuro también tiene que ver con el papel que jugará en el Senado una vez concluida la presente elección y más allá. Se ha comentado que, si los demócratas recuperasen el control de la Cámara Alta, Bernie podría ser la figura clave en el Comité de Presupuesto, e incluso si la mayoría se mantuviera en manos republicanas su jerarquía en el Senado, fortalecida por su desempeño como aspirante presidencia, le conferiría una posición de influencia singular.

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El muy activo, numeroso y comprometido movimiento progresista impulsado por Bernie Sanders puede ser una fuerza clave en el futuro político del país. (AP)

Ciertamente, Sanders posiblemente tendrá que clarificar si continuará considerándose independiente (como tal fue electo al Senado) o si su nueva circunstancia lo ha vinculado ya al Partido Demócrata. Como comentó el portal Fusion, Sanders ha mantenido cierta ambigüedad al respecto, pero en todo caso en la práctica su calidad independiente lo tiene mucho más cerca de los demócratas que de los republicanos, y eso ha sido así por años.

Y, además, el factor de la edad es importante. Sanders cumplirá en septiembre 75 años y en 2018 se pondrá nuevamente a votación su escaño en el Senado. Aunque veterano, Bernie no es de los senadores más viejos, pues varios le superan en edad y algunos son octogenarios, por lo que puede esperarse que continúe todavía por un buen tiempo realizando intensa actividad política, y su muy agitada campaña presidencial durante 2015 y 2016 ha mostrado que está en forma. Él puede ser una voz crítica en favor de posiciones progresistas con Clinton o con Trump en la Casa Blanca.

En todo caso, será en los próximos meses, cruciales en la definición de los votantes, que se perfile mejor el futuro y la influencia de Sanders. Desde su perspectiva, detener a Trump, mejorar la posición demócrata en el Senado e impulsar a otros candidatos progresistas son objetivos inmediatos y acuciantes. En ello, la participación activa del movimiento popular de Sanders (donde aún hay renuencia a apoyar a Clinton) tiene una importancia capital.

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