Clinton y Trump se enfrentan en el segundo debate

La campaña electoral estadounidense tendrá una nueva e importante cita este domingo por la noche, cuando los candidatos a la Presidencia del país, Donald Trump y Hillary Clinton, se enfrentarán en un segundo debate, que se celebrará en St. Louis, con formato de reunión vecinal en el que los ciudadanos podrán realizar preguntas.

EMISIÓN EN DIRECTO: sigue aquí este segundo cara a cara (emisión en inglés)

El debate ha suscitado una enorme expectación. Trump se enfrentará a Clinton en unas circunstancias políticas extraordinarias. El magnate inmobiliario llega al careo bajo una enorme presión de su partido, tras la emisión el pasado viernes de un vídeo de 2005 en el que se escucha al multimillonario neoyorquino hacer comentarios sexuales sobre las mujeres con un lenguaje muy vulgar y ofensivo.

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Un instante del primer debate entre los dos candidatos

Por si esto fuera poco, el candidato republicano a la Casa Blanca compareció hoy con varias mujeres que acusaron en su día al expresidente estadounidense Bill Clinton de acoso sexual, apenas unas horas antes del segundo debate televisado frente a su rival demócrata, Hillary Clinton.

Trump compareció ante la prensa desde San Luis (Misuri), donde tendrá lugar el debate, junto a las cuatro mujeres: Juanita Broaddrick, Paula Jones, Kathleen Willey y Kathy Shelton.

El polémico magnate busca así dar un golpe de efecto antes de un debate al que llega tocado por la divulgación de un vídeo de 2005 en el que se le escucha hacer comentarios denigrantes sobre las mujeres con un lenguaje muy vulgar y ofensivo.

Los antecedentes

Trump llega a esta cita en una posición delicada, lo que hace que para él este segundo duelo con su adversaria cobre una gran importancia. Como explica Jesús del Toro, desde el primer debate presidencial del pasado 26 de septiembre, el republicano ha sufrido una caída significativa: a su errática y descolocada participación en ese encuentro con Hillary Clinton, en el que la demócrata supo provocar al magnate y hacerlo mostrar sus inconsistencias, hay que sumar escándalos y revelaciones posteriores que han mermado la posición de Trump ante el electorado.

Primero, su obstinación en debatir sobre el peso de Alicia Machado, que fue Miss Universo cuando el hoy candidato republicano operaba ese concurso de belleza, luego las revelaciones de que en 1995 incurrió en pérdidas enormes en sus negocios (de más de 900 millones de dólares) y de que, al deducir esa pérdida, podría haber evitado pagar impuestos por muchos años y, finalmente, la divulgación de que el Fiscal de Nueva York ordenó a la Fundación Trump dejar de solicitar donaciones al carecer de la debida certificación como institución caritativa.

El magnate llega a este debate con una desventaja sustancial en la intención de voto según las encuestas. Antes del primer cara a cara, hacia el 19 de septiembre, el promedio de encuestas de RealClearPolitics mostraban a Clinton delante de Trump por solo 0.9 puntos (llegó a tener 8 puntos de ventaja a principios de agosto). Y de acuerdo a FiveThirtyEight, las probabilidades de triunfo de Clinton eran 54.8% contra 45.2% de Trump (dos semanas antes la demócrata tenía 70% de probabilidad de victoria).

Pero, tras el primer duelo en la televisión (en el que Trump mostró falta de preparación) y los recientes escándalos que han golpeado al magnate, Clinton ha recuperado una delantera más firme: hoy está 3.9 puntos arriba en el promedio de encuestas de RealClearPolitics y tiene 75.3% de probabilidad de triunfo en el pronóstico de FiveThirtyEigh.

¿Cuál será la estrategia de Trump?

Está claro que Trump necesita dar un golpe de efecto en este segundo debate si quiere recuperar el terreno que le separa de Clinton. Lo que no está tan claro es la estrategia que debería seguir para lograrlo. Y tratándose de un candidato tan poco ortodoxo, los analistas políticos no parecen ponerse de acuerdo en este sentido. ¿Más agresividad o mostrar una imagen más seria y sosegada?

El propio Trump avisó tras la celebración del primer debate que sería mucho más agresivo con Clinton en esta segunda cita. El equipo de la campaña electoral del magnate ha amenazado con utilizar los escándalos sexuales de Bill Clinton para atacar a la demócrata; pero son muchos los que creen que siguiendo ese camino, Trump tiene mucho más que perder que de ganar.

Algunos expertos opinan que lo lógico sería que Trump se alejara de su tono abrupto e impertinente, dejase a un lado los agravios personales, y concentrarse en atacar el historial político de Clinton.

Por su parte, la demócrata estaría preparando una estrategia de contención y ataque. Pero no hay que olvidar que la modalidad del debate será de audiencia pública, es decir, tendrá preguntas directas de los asistentes e implica la interacción entre los candidatos y los ciudadanos. Algo que puede ser clave en esta ocasión. La actitud de los políticos frente a las personas del público, su capacidad de respuesta y de empatía, y de mostrarse cercanos y amables serán claves. Y esto es algo en lo que ninguno de los dos candidatos son maestros. Veremos.